No sé qué opinión os merece el periódico El País, pero he aquí una noticia interesante:
En España se hace difícil envejecer con calidad.
10/ 06/ 2.008
Los españoles vivimos más años, vivimos mejor y, además, esta tendencia seguirá creciendo hasta 2031, cuando las mujeres tendrán una esperanza de vida al nacer de 87 años y los hombres, de 80. Pero ¿estamos preparados para afrontar esa longevidad con calidad? Un vistazo a las cifras indica que España gasta mucho menos que sus socios europeos en pensiones, tiene escasas plazas geriátricas y no cuenta con suficientes trabajadores para atender a los mayores dependientes. Pero los mayores, que en 2050 pueden representar el 66% de la población activa, se han convertido ya en todo un nuevo grupo de presión con nuevas necesidades de ocio, más demandas y más gasto. Y España, hoy, no está preparada.
Los países con más longevidad destinan más dinero que España a la vejez. En 2050 habrá 66 mayores por cada 100 personas en edad de trabajar.
Porque una cosa es aumentar años de vida y otra envejecer bien. “Para envejecer bien se necesita confianza en uno mismo y llevar una vida con sentido, es decir, saberse dueños de las decisiones que se toman. Si eso no es así se va produciendo un empobrecimiento”, explica Mercè Pérez Salanova, investigadora del Instituto del Envejecimiento de la Universidad Autónoma de Barcelona. Pone un sencillo ejemplo. Si los contenedores de basura son difíciles de abrir, el anciano dejará la basura en el suelo y se sentirá mal ante las miradas. Entonces, puede que deje de sacar la basura. “Y se irá encerrando en una vida poco activa”. Lo mismo ocurre con la duración del semáforo en verde o las obras que impiden el paso en las calles. (…)
En España hay de media cuatro plazas de residencias geriátricas por cada 100 mayores y más de la mitad son privadas. También los ancianos engordan las cifras del gasto sanitario. De los casi 50.000 millones de euros actuales se calcula que un 80% es atribuible a los ancianos, informa Emilio de Benito. En 2031, cuando se estanque la esperanza de vida, según los cálculos del INE, el gasto sanitario podría elevarse a 207.000 millones de euros y de nuevo se espera que un 80% se destine a los ancianos.
Una vez más cabe hablar de calidad en la asistencia sanitaria. “Los ancianos dependientes también deben aprender a cuidarse. No basta con que se les diga su diagnóstico, sino que se les ayude a comprenderlo, para que el cuerpo no acabe siendo un objeto de los cuidados de los profesionales”, dice la investigadora Pérez Salanova. También hay que ayudar a favorecer redes sociales. “Los mediterráneos pensamos que las relaciones pertenecen a la vida privada, pero debemos favorecer las relaciones. Los ancianos pierden familiares y amistades. Se pierden aquellos con los que compartir”.
Periódico El País